A escasos seis meses de las elecciones regionales y con tres precandidatos en contienda, es necesario analizar muy bien las hojas de vida, en especial los antecedentes de los aspirantes, pensando en los intereses del departamento.
Es prioritario que el Huila mantenga su liderazgo en producción de café y en el sector piscícola, pero además que se consoliden otros sectores como el turismo que es dinamizador de cualquier economía y generador de empleo.
Necesitamos un Huila más seguro. Ciudades como Pitalito, Campoalegre y Neiva, por nombrar solo unas, se están convirtiendo en invivibles debido a la reinante inseguridad, un flagelo que va muy de la mano con la pobreza, con la falta de oportunidades y en general con el atraso de que somos víctimas y del que son responsables algunos de nuestros gobernantes.
En esta contienda encontramos nombres como el de Sandra Hernández, profesional en Contaduría Pública, con especialización en Administración Pública. La actual diputada llegó a la Asamblea con la más alta votación en las elecciones pasadas (20 mil sufragios) que la posicionaron como una nueva opción política. Sandra es una mujer aguerrida, trabajadora y tiene carisma, lo que sin duda le permitirá seguir ganando espacios.
También levantó la mano Juan Carlos González, un ingeniero de profesión, nuevo en la política. Este hombre, algo básico y enigmático, viene de trabajar en la cuestionada administración de Gorky Muñoz Calderón, donde se desempeñó como gerente del SETP Sistema Estratégico de Transporte Público de Neiva. Juan Carlos se volvió popular, no por su trabajo, sino por unos audios revelados por la Fiscalía (interceptaciones telefónicas) en las que figura como enlace, entre el ‘zar de la contratación de Nariño’, Haiden Otoniel Vergara y el alcalde Gorky Muñoz.
En los audios le dicen “alias Caballo” y queda claro que era él la persona que, en nombre de Gorky, le pedía dinero a Otoniel para la campaña, y el que posteriormente lo calmaba, cuando Otoniel pedía contratos para “recuperar la inversión”.
Finalmente, con la mediación del señor Juan Carlos -o Caballo como le dicen- la alcaldía de Gorky le entregó a dedo, en plena pandemia, contratos por 8.500 millones de pesos, es decir, se pagó el favor político.
Y el otro precandidato es Rodrigo Villalba Mosquera, quien no necesita mayor presentación, gracias a su protagonismo en el escenario huilense en los últimos 40 años. Exalcalde de los municipios de Rivera y Neiva, gobernador del Huila, Representante a la Cámara, senador en varios periodos y hasta ministro de Agricultura.
De su gestión -en todos los cargos que ha ocupado- se destaca el trabajo en beneficio de los campesinos y campesinas, incluso, como lo demuestran las cifras, fue quien dio el gran impulso a dos sectores que hoy son orgullo para el departamento, la caficultura y la piscicultura.
Villalba es un político visionario. En su primera gobernación trabajó en el desarrollo del turismo, otra apuesta que hoy se está consolidando gracias a la semilla que plantó Villalba.
Creó Surgas, la empresa que llevó el servicio a los lugares más apartados del departamento y que convirtió al Huila en ejemplo nacional.
Villalba tiene que mostrar, pero además tiene una buena relación con el presidente Petro y con la dirigencia nacional, lo que nos garantizaría inversiones y en general que el gobierno nacional mire hacia esta parte del país.
Así las cosas, con este pequeño resumen, descarto de plano al señor Juan Carlos (no me genera confianza) y aunque destaco a Sandra Hernández como una gran mujer, con grandes capacidades en lo profesional y político, pienso que el gobernador debe ser Rodrigo Villalba Mosquera.
El Huila está pasando por un buen momento y no es momento de improvisaciones. Los huilenses necesitan de la experiencia y capacidad de trabajo de Rodrigo Villalba para consolidar al departamento como esa potencia que todos soñamos.